El término cambio implica una transformación, una vieja configuración de algo o alguien da lugar a una nueva, todo lo conocido está en constante cambio, la misma energía no se crea ni se destruye, simplemente se transforma.
A nivel social o psicológico, un cambio o una transformación requiere de una modificación en un modelo de estado o situación anterior, a un modelo de estado o situación futura, por razones inesperadas e incontrolables, o razones previstas y premeditadas.
Cambiar implica necesariamente la comprensión de la capacidad y las prácticas que adoptan y que materializan el deseo de transformación. Es decir, para que el cambio ocurra, la gente tiene que ser sensibilizada por el.
Entender la dinámica del cambio es una necesidad, actualizar la vida es una cuestión de supervivencia y una manera de visualizar mejor el futuro ya que los tiempos requieren una nueva actitud de pensamiento. Hay un mundo que está por terminar y otro que está empezando y que la gente, naturalmente, tiende a tratar con él y está a la defensiva por el miedo al rechazo, la mayor parte del tiempo.
Incluso las personas más informadas y actualizadas revelan sorprenderse por el contexto social, político, económico, tecnológico, cultural, ambiental, etc., que tienen lugar a lo largo de su vida. Estos cambios significan que la vida no es un camino lineal donde las personas atraviesan libre y claramente, sino un constante cambio, una transformación.
El concepto hace alusión al ciclo vital del universo mismo, en donde el flujo vital de energías es un cambio constante, en el mundo nada ni nadie permanece inalterado eternamente, todo cambia, la materia misma adquiere nuevas formas y lo que hoy está mañana ya no estará, el ciclo vida-muerte es eterno y es un microcosmos del cambio vital constante, al que todos y cada uno de nosotros estamos sujetos.