Una cantidad de tiempo importante es la que utilizamos en la vida cotidiana para describir la sensación de frío y de calor, con la práctica, podemos establecer los rangos alrededor de la temperatura ambiente con relativa exactitud. «más cálida» para definir la subida o la elevación de la temperatura, y «más fresco» cuando está disminuyendo la temperatura.
La temperatura es una cantidad precisa y central en la termodinámica, una sustancia en sus estados de la materia (sólido – líquido – gaseoso), está relacionada con sus rangos de temperatura característicos, en estado sólido a las temperaturas más bajas y en forma de gas en las más altas.
La modificación del estado de una sustancia por fusión o por congelación o ebullición, siempre tiene lugar a una temperatura que es característica para la sustancia.
Estos estados de la materia y los cambios en ellos están relacionados con la energía cinética de las moléculas de las que la sustancia se compone.
La temperatura es proporcional a esta energía; tal consideración de energía molecular también podría explicar lo que sucede cuando sentimos frío o calor.
Cuando se toca un objeto caliente, la energía del objeto hace su efecto sobre la piel, es detectada por el sistema nervioso como «caliente»; por el contrario, al tocar un objeto frío, la energía de la superficie del objeto, y la pérdida de energía, se registran como «frío».
Al aumentar el enfriamiento de una sustancia, se podría llegar a un estado en el que las moléculas apenas se mueven, el cero absoluto de temperatura. La temperatura en el cero absoluto es -273.15 ° C (= 0 Kelvin).
La temperatura se mide en grados, habiendo tres escalas que se utilizan para ello: la Celcius o centígrada, la Farenheit y la Kelvin, cada una con sus propias graduaciones pero que son ampliamente equivalentes entre si, aunque la que utilizamos en los países latinoamericanos y en buena parte de Europa es la Celsius, la más generalizada.