La depresión es un síndrome o conjunto de síntomas que implican un trastorno del estado de ánimo, temporal o permanente. Se caracteriza por una presencia marcada de sentimientos como la tristeza, frustración, irritabilidad o falta de interés en actividades habituales.
Aun así, cada cuadro depresivo puede presentar variaciones por lo que no es indispensable que la persona afectada presente todas las características o síntomas mencionados para ser diagnosticados con depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce la depresión como el más común de los trastornos mentales. Desde factores ambientales como la mala alimentación, falta de actividad física, obesidad y deficiencia de vitamina D hasta psicosociales como el estrés, decepciones sentimentales y duelos por pérdida no superados pueden aumentar el riesgo de padecer depresión.
De igual modo, se ha reconocido una relación estrecha entre procesos fisiológicos como el asma, alergias, diabetes, enfermedades cardiovasculares, entre otros, con los cuadros depresivos.
Diagnóstico de la Depresión
Aun siendo un trastorno del estado de ánimo, el correcto diagnóstico de la depresión y sus diversos tipos implica una evaluación exhaustiva del paciente que incluye la elaboración de un historial clínico completo, confirmar la utilización de alcohol o drogas en exceso y la existencia de familiares con cuadros clínicos similares.
Por otro lado, es indispensable identificar la presencia de otros trastornos físicos como deficiencias de los sistemas digestivos, respiratorios y circulatorios, así como insuficiencias vitamínicas que puedan reflejarse en forma de alguno de los síntomas característicos de la depresión.
Tipos de Depresión
Trastorno depresivo mayor
Identificado también como depresión mayor, clínica o unipolar, es un tipo de depresión en el cual la persona padece uno o más episodios depresivos mayores. En el caso de pacientes que experimentan sólo un episodio, el diagnóstico es de trastorno depresivo mayor de episodio único.
Por otro lado, cuando se presenta más de un episodio el diagnóstico es de trastorno depresivo mayor recurrente.
El cuadro clínico establecido para este tipo de depresión incluye trastornos sexuales, del sueño y del apetito, humor deprimido, anhedonia o incapacidad de disfrutar de los acontecimientos de la vida cotidiana, pérdida de energía, ansiedad, entre otros.
Trastorno distímico
A pesar de ser un trastorno del estado de ánimo, este tipo de depresión va de leve a moderada y no cumple con todos los síntomas implicados en el cuadro depresivo. Tiene una duración de al menos dos años y, a pesar de no alcanzar la gravedad, puede mantenerse durante un periodo amplio de tiempo.
El cuadro clínico del trastorno distímico puede incluir trastornos alimentarios y del sueño, trastornos de la memoria, baja autoestima, sentimientos de desesperanza o pesimismo, sensación de cansancio injustificado o falta de energía, así como incapacidad para tomar decisiones.
Ante la falta de tratamiento, la distimia puede degenerar en un trastorno depresivo mayor.
Trastorno ciclotímico
El trastorno ciclotímico o ciclotimia es un trastorno del estado de ánimo reconocido como la forma más leve o inofensiva del trastorno bipolar.
La ciclotimia se caracteriza por la alternancia entre diversos episodios de hipomanía – o estado eufórico con ánimo y energía elevados–, junto a cuadros depresivos leves o moderados que no pueden ser diagnosticados como un episodio depresivo mayor.
De la mano de los factores ambientales que podrían aumentar el riesgo de sufrir depresión, diversos estudios han demostrado que trastornos como la ciclotimia podrían tener un alto componente genético en su aparición.
Depresión bipolar
La depresión bipolar o trastorno afectivo bipolar (TAB), conocida anteriormente como psicosis maníaco-depresiva, es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por estados de manía o hipomanía alternados con episodios depresivos.
En consecuencia, el paciente que padece esta condición fluctúa de manera extrema entre los estados eufóricos de ánimo y la tristeza.
La aparición de este tipo de padecimiento puede estar determinada por diversos factores que van desde el hereditario o la existencia de familiares de primer grado con trastornos psiquiátricos graves.
Por otro lado, diversos acontecimientos que causan estrés como el divorcio, la jubilación o el despido laboral, así como alteraciones bioquímicas de los neurotransmisores cerebrales pueden generar la depresión bipolar.
Trastorno afectivo estacional (TAE)
Está caracterizado por la afección del estado de ánimo en determinadas estaciones o época del año, siendo más común en el invierno. Según estudios, el trastorno tiene mayor ocurrencia en localidades con noches invernales más duraderas.
Dependiendo de su aparición en verano o invierno, el trastorno afectivo estacional puede ser identificado con síntomas como variaciones en el apetito, fatiga y somnolencia, irritabilidad, ansiedad y cambios de peso.
Además de tratamiento farmacológico y terapia, parte de los correctivos para este tipo de depresión incluyen una buena alimentación que no integre alcohol ni drogas ilícitas, así como la realización de actividad física y pasatiempos que impliquen placer y bienestar.
De la mano de los correctivos anteriores, suelen indicarse sesiones de fototerapia que implican la exposición continua a luces que simulan la iluminación del sol. Este procedimiento trae como resultado el aumento de los niveles de serotonina y melatonina en el organismo.