La energía química es el potencial de una sustancia química para experimentar una transformación a través de una reacción química o, de transformarse en otras sustancias químicas.
Formar o romper enlaces químicos implica energía. Esta energía puede ser absorbida o evolucionar desde un sistema químico.
La energía que puede ser liberada (o absorbida) por una reacción entre un conjunto de sustancias químicas es igual a la diferencia entre la cantidad de energía de los productos y de los reactivos. Este cambio en energía se llama energía interna de una reacción química.
El calor que se genera o la violencia de la reacción química producen movimiento o permiten desarrollar un trabajo.
Es importante destacar que los alimentos también son fuente de energía química ya que, al ser procesados por el organismo, ofrecen calor (calorías), proteínas y vitaminas.
La energía química, en definitiva, es una de las tantas manifestaciones de la energía. Si bien este tipo de energía está siempre presente en la materia, sólo se manifiesta cuando se registra una alteración de ésta.
¿Para qué sirve la energía química?
La humanidad ha utilizado siempre reacciones químicas para producir energía. Desde las más rudimentarias, de combustión de madera o carbón, hasta las más sofisticadas, que tienen lugar en los motores de los modernos aviones o naves espaciales.
Las reacciones químicas van acompañadas de un desprendimiento, o en otros casos de una absorción de energía.
La energía desprendida o absorbida puede tener forma de energía luminosa, eléctrica, mecánica, etc., pero habitualmente se manifiesta en forma de calor.
Las reacciones pueden entonces clasificarse en exotérmicas o endotérmicas, según haya desprendimiento o absorción de calor.
El calor intercambiado en una reacción química se llama calor de reacción y tiene un valor característico para cada reacción.